El 5 de abril del 2017 el presidente Kirkman hablaba por primera vez en público. Una audiencia de ciudadanos comunes lo esperaba ansiosa para saciar sus inquietudes y llenarse de nuevo de esperanzas. ¿Podrá el presidente encontrar respuestas honestas que le den una luz de esperanza a sus ciudadanos? ¿Podrá el presidente lidiar con problemas que podrían superar la atribución de cualquier mandatario en la tierra?
El 5 de abril del 2017 se estrenó el capítulo número 15 de la primera temporada de la serie “Designated Survivor” de la cadena ABC, la que hoy se puede encontrar en Netflix. En el capítulo mencionado, el presidente de los Estados Unidos, Tom Kirkman, interpretado por Kiefer Sutherland, se expone públicamente por primera vez ante un grupo de ciudadanos en el Town Hall, respondiendo cada pregunta que le hacen los asistentes. En un momento del capítulo, un trabajador se pone de pie ante la asamblea y le hace a Kirkman la siguiente pregunta:
“Señor presidente, yo trabajé en una fábrica durante 27 años antes de que esta cerrara. Tengo 54 años, y no creo que pueda comenzar una nueva carrera. ¿Cómo recuperará usted empleos como el mío en Virginia?”
Kirkman inició su respuesta insinuando el camino habitual del político, empatizando con el dolor, y evitando dar respuestas desagradables. Pero dio pie atrás y respondió: “Lamento mucho que perdiera su trabajo, señor. Con respecto a lo que puedo hacer para recuperarlo, la respuesta es…Nada. Desapareció para siempre. Si algún político les dijo otra cosa, estaba mintiendo. Yo no haré eso. La razón de la desaparición de sus empleos no es debido al trabajo más barato en otros países. Principalmente, es la tecnología. La tecnología permite que una persona haga lo que hacían diez. Quizás eso sea bueno para la economía, pero no para usted, ni para su familia.” “Desde la Revolución Industrial nuestra economía no sufría una transformación tan dinámica”. Después de varias frases, continuó: “Necesitamos soluciones, así que esto es lo que haremos: Crearemos un programa de obras públicas para los temas de infraestructura deteriorada en el país, y cualquiera que haya perdido su trabajo manual en los últimos cuatro años, debido a la economía cambiante, verá su nombre al principio de la lista para esos empleos. También quiero crear programas en universidades públicas para que los desempleados se eduquen en nuevas tecnologías emergentes. Y quiero que sepan esto: Creo que el gobierno nacional tiene la responsabilidad no sólo de mantener, sino de crear oportunidades para los ciudadanos”
Al ver este capítulo hace algunos meses, recuerdo que me llamó profundamente la atención el diálogo entre Kirkman y el ex trabajador de la fábrica; que implícitamente existiese tal consenso sobre la obsolescencia del trabajo manual en la sociedad norteamericana, y que fuesen capaces de mostrarlo como un problema sin solución en una serie de televisión. Kirkman no habla del cruel empresariado que despide a los trabajadores, o de la necesidad de fortalecer los sindicatos para fortalecer el empleo no calificado. Habla de que existe un concepto llamado tecnología, que en definitiva logra hacer más productivas y eficientes las empresas, dejando obsoleta la producción en base a mano de obra humana, y con ello provocando inexorablemente desempleo. Kirkman no trata a los ex trabajadores de la fábrica como víctimas de un sistema económico, de un partido político, o de un grupo empresarial, sino que reconoce que han quedado sin herramientas para competir en el mundo actual.
A menudo cuando se habla de pobreza y desigualdad en nuestro país extraño a Kirkman. Tenemos a millones de trabajadores en Chile levantando la mano pidiendo una explicación por estar desempleados o por su bajo sueldo, pero en el escenario tenemos a otra clase de políticos con el micrófono. Algunos de esos políticos simplemente solidarizan con la injusticia de que exista desempleo o sueldos tan bajos. Algunos de esos políticos argumentan que son los empresarios los que artificialmente sostienen las remuneraciones de los trabajadores muy por debajo del valor que entregan, y el sistema económico falla en no controlarlos. Otros políticos sostienen que es el sistema neoliberal, palabra que se ha vuelta muy de moda, el que tiene como principio explotar a la clase trabajadora para concentrar la riqueza en la élite capitalista. Otros hablan de la oligarquía social que domina todas las instituciones y determina el salario de los más pobres, relegándolos a la miseria. Al final la tesis de muchos políticos que toman el micrófono es que los salarios se fijan arbitrariamente para crear desigualdad social, y que el desempleo también es arbitrario, por avaricia, para intercambiarlo por dividendos.
Tal como Kirkman se lo aclara al ex trabajador de la fábrica que se cerró, la tecnología ha dejado obsoletos muchos oficios humanos, y lo seguirá haciendo a tasas exponenciales. Esos oficios serán cada vez menos demandados por las empresas y a su vez cada vez peor remunerados, y detrás de ello no hay un culpable, o un tirano, o un modelo económico explotador. La obsolescencia laboral provocada por la tecnología está generando desempleo y desigualdad, y es un fenómeno que debe ser analizado en su mérito.
Una de las medidas que ofrece Kirkman es crear programas en universidades públicas para que los desempleados se eduquen en nuevas tecnologías emergentes, de esa forma los trabajadores saldrán de su obsolescencia y podrán reintegrarse a la economía. Probablemente de haber tenido su misma visión en Chile hace dos o tres décadas, y la determinación de la clase política chilena de velar por el bien común antes de cualquier otro interés particular, podríamos tener hoy más gente educada para los oficios adecuados, y preparada para entender y enfrentar el desafío que hoy presenta la tecnología. De poco sirve a esta altura decirlo.
Si Kirkman estuviera frente a los trabajadores chilenos les diría que: “Tienen razón. Los oficios para los cuales fueron preparados se están extinguiendo y van a desaparecer en algún momento, y nada puedo hacer al respecto para evitarlo. Lo que ganan es indigno para un ser humano, pero es justo para el valor que generan para la economía, y la única forma de cambiar esa situación es educándose en nuevos y más modernos oficios, aunque seguramente para muchos ya es muy tarde. Ello no quiere decir que quedarán desamparados, puesto que de los frutos de la tecnología se puede transferir una porción para complementar los sueldos de los más afectados por la obsolescencia de sus trabajos, de manera que nadie en Chile reciba menos que el ingreso digno mensual.”
Eso diría Tom Kirkman. Pero Kirkman es sólo un personaje de la serie Designated Survivor de la cadena ABC, interpretado por Kiefer Sutherland…qué puede saber él.
Por Sebastián Valdés Lutz
GrandaLutz: Olga Lutz Herrera
Muy interesante el artículo Kirkman y la tecnología crea inequidad. Efectivamente esto esta sucediendo en Europa desde hace varios años. Concretamente en España, que se parece mas a la sociedad chilena, en cuanto a grado de desarrollo, con niveles muy altos de desempleo, la introducción de las nuevas tecnologías constituye un verdadero problema para la recuperación de empleos que están siendo sustituidos cada vez mas por máquinas. Sin ir mas lejos, antes de la pandemia, cuando se solía viajar mas a menudo, me encontré que en el aeropuerto de Barajas habían desaparecido los policías que controlaban nuestros pasaportes y habían sido sustituidos por maquinas junto a dos o tres chavales que ayudaban a los viajeros mas patosos a utilizarlas pa…